Las horas pasaban con la mirada perdida en el horizonte, repasando lecturas, vivencias y expectativas. Claudio repasaba el vino de su copa, mientras pensaba en la ciudad como origen y destino de sentimientos invisibles...

lunes, 17 de octubre de 2011

El Salado


El horizonte se desliza por tu piel,
la misma que llegó tras la niebla,
en aquella estación –que quise- fuera de un solo sentido;
la misma
que se perdía en aquella playa
más allá de nuestro mar
donde la luna jugaba a esconderse
en el lecho profundo de nuestras vidas.
No sé si era octubre, tal vez mayo, tal vez
el tiempo ya no existiese y quedaran atrás
las letanías intensas de otra primavera, de otra luz
que tanto fue buscada. Una certeza
se abrió paso entre la arena
¡No lo sabíamos!
Pero nos estaba esperando.

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